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Bernat Dedéu es denunciado por LIBERUM por incitación al odio

La denuncia se origina por su artículo del pasado 17 de noviembre: «Matar al negacionista«.

El primer paso esencial en el camino hacia la dominación total es matar en el hombre a la persona jurídica. Ello se logra, por un lado, colocando a ciertas categorías de personas fuera de la protección de la ley…

Bajo todas las circunstancias, la dominación totalitaria trata de que las categorías reunidas en el campo – judíos, portadores de enfermedades, representantes de las clases moribundas – hayan perdido ya su capacidad tanto para la acción normal como para la delictiva. Propagandísticamente, esto significa que la «custodia protectora» es considerada como una «medida policial preventiva»…

Tras el asesinato de la persona moral y el aniquilamiento de la persona jurídica, la destrucción de la individualidad casi siempre tiene éxito

Este es el verdadero triunfo del sistema: El triunfo de las SS exige que la víctima torturada se deje llevar hasta la trampa sin protestar, que renuncie a sí misma y se abandone hasta el punto de dejar de afirmar su identidad. Y ello no por nada. Los hombres de las SS no desean su derrota gratuitamente, por obra del puro sadismo. Saben que el sistema que logra destruir a su víctima antes de que suba al patíbulo… es incomparablemente el mejor para mantener esclavizado a todo un pueblo. Sumiso…

El propósito de un sistema arbitrario es destruir los derechos civiles de toda la población, que en definitiva se toma tan fuera de la ley en su propio país como los apátridas y los que carecen de un hogar. La destrucción de los derechos del hombre, la muerte en el hombre de la persona jurídica, es un prerrequisito para dominarle enteramente. Y ello se aplica no solo a categorías especiales, tales como las de delincuentes, adversarios políticos, judíos, homosexuales, sobre quienes se realizaron los primeros experimentos, sino a cada habitante de un Estado totalitario…

Los crímenes contra los derechos humanos, que se han convertido en una especialidad de los regímenes totalitarios, pueden ser siempre justificados por el pretexto que lo justo equivale a lo bueno o útil para el conjunto diferenciado de sus partes. (El lema de Hitler de que «justo es lo que es bueno para el pueblo alemán» es solo la fórmula vulgarizada de una concepción de la ley que puede encontrarse en todas partes y que en la práctica solo será ineficaz mientras que pervivan en las constituciones tradiciones más antiguas)…

 

Los anteriores son extractos del libro «Los orígenes del totalitarismo» de Hannah Arendt, de muy recomendable lectura en nuestros días. El odiador que traemos hoy debe de conocerlo bien, pues terminó sus estudios universitarios en la misma universidad que por los años 30 del siglo pasado acogiera en su exilio a la renombrada filósofa.

Delincuente reincidente especializado en injurias, calumnias, difamaciones, falsedades y en llamar a las armas y a la guerra para resolver divergencias, este muchacho es un ejemplo en sí mismo de la bajeza moral en que se encuentra por lo general la prensa mediática que, ignorando completamente las reglas deontológicas del periodismo y los fines de información veraz y contrastada, se dedica desde sus distintas tribunas, convertidas más bien en baterías bélicas, a enturbiar sistemáticamente la convivencia pacífica de los ciudadanos. La creatividad engendradora de bien, las buenas formas y modales correctos, la educación, en suma, están desaparecidas en el medio periodístico, premiándose y promocionándose la chabacanería, la maledicencia y maleficencia, la procacidad y el insulto. Cuando se les hace ver el nivel de vulgaridad en que han caído, tienen por excusa y respuesta que es lo que el público demanda, que la gente lo pide, sin que lleguen a reconocer que si solo ofrecen crujiente heno a su audiencia lo único que van a conseguir de ellos es acostumbrarse a ese alimento.

Regados con subvenciones públicas, los medios de comunicación (especialmente los televisivos) son en la actualidad grandes culpables de la incultura, la hostilidad social y la falta de ética que reina en nuestras supuestas democráticas sociedades. Descendidos al lodo de la sinvergonzonería, lo mejor que puede hacerse es apagar – o destrozar – los aparatos televisivos y utilizar sus tiradas en papel para envolver bocadillos. Nada edificante para el ser humano puede esperarse ya de ellos, por desgracia.

Todavía estamos esperando oír desde sus ondas y emisiones o leer desde sus páginas, aunque solo fuera por una vez, una pizca de respeto y conocimiento por los derechos universales. Desesperanzados en que se enmienden y publiquen algo provechoso para el conjunto de la humanidad, seremos, pues, nosotros – en quienes aún vibra la conciencia y el afecto para con nuestros semejantes – los que extraigamos a continuación una pequeña lección sobre Derechos Humanos por si les fuera de utilidad.

De la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO, cuya lectura recomendamos encarecidamente a todo odiador, queremos extraer apenas unos párrafos de dos de sus artículos:

Artículo 6.1: Consentimiento.

Toda intervención médica preventiva, diagnóstica y terapéutica solo habrá de llevarse a cabo previo consentimiento libre e informado de la persona interesada, basado en la información adecuada. Cuando proceda, el consentimiento debería ser expreso y la persona interesada podrá revocarlo en todo momento y por cualquier motivo, sin que esto entrañe para ella desventaja o perjuicio alguno.

Artículo 18: Adopción de decisiones y tratamiento de las cuestiones bioéticas.

  1. Se debería promover el profesionalismo, la honestidad, la integridad y la transparencia en la adopción de decisiones, en particular las declaraciones de todos los conflictos de interés y el aprovechamiento compartido de conocimientos. Se debería procurar utilizar los mejores conocimientos y métodos científicos disponibles para tratar y examinar periódicamente las cuestiones de bioéticas.
  2. Se debería entablar un diálogo permanente entre las personas y los profesionales interesados y la sociedad en su conjunto.
  3. Se deberían promover las posibilidades de un debate público pluralista e informado, en el que se expresen todas las opiniones pertinentes. 

 

Leídos estos, ahora les rogaríamos que se leyeran a sí mismos, que escucharan todo lo que arrojan a la opinión pública y que pensaran, a ser posible, sobre en qué lado de la Humanidad se encuentran ustedes, queridos odiadores, si con ella o contra ella.

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