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Admitida a trámite por la AEPD la reclamación de LIBERUM contra la Universidad de Navarra

La reclamación admitida a trámite por la Agencia Española de Protección de Datos con fecha de 24 de noviembre fue presentada por la Asociación al enterarse de que la Universidad  de Navarra estaba dirigiéndose a sus alumnos mediante envíos de correos electrónicos, previos al inicio del Año escolar, para que les informaran sobre su estado de vacunación Covid.

De nuevo una admisión a trámite sobre un asunto que nos alegra especialmente comunicar por dos razones: por el tiempo que nos ha costado obtenerlo y por tener como objeto a un centro de enseñanza.

En cuanto supimos del mailing masivo realizado a sus alumnos por la Universidad de Navarra, nos dirigimos a su Rector para ponerle en conocimiento la vulneración en materia de datos personales de especial protección en la que estarían incurriendo, y le requerimos a que rectificaran en sus peticiones y suspendieran su campaña. Como respuesta solo obtuvimos una frase de agradecimiento por la información transmitida, sin mayor detalle por su parte.

El alumnado de todo tipo, clase y nivel de enseñanza (solo después de la población de la tercera edad) coincidiremos todos en que ha sido y continua siendo el más castigado por la toma y ejecución de supuestas medidas sanitarias que, según la sucesión de los hechos y la experiencia que sacamos del transcurrir diario (es con diferencia el sector en donde más quejas y reclamaciones, denuncias y abusos estamos atendiendo y siendo testigos), nos demuestran, al contrario, la arbitrariedad, desproporcionalidad, falta de idoneidad, uso abusivo y, en definitiva, la vulneración de los derechos de los alumnos y de toda la comunidad educativa.

En menos de dos cursos escolares, las aulas y los entornos de enseñanza en general parecen haberse convertido en objetivo predilecto para la implantación y la asimilación del dogma de la “nueva normalidad, sufriendo como ningún otro sector de la sociedad la aplicación de medidas cuyos resultados positivos, tanto en la esfera sanitaria como en la educativa que le es propia, brillan por su ausencia. Según los indicadores de calidad en la enseñanza, así como las evaluaciones realizadas por los profesionales de la psicología, los problemas en la asimilación de materias y las graves consecuencias psicológicas para la salud de los alumnos nos ofrecen un escenario de efectos contraproducentes y la ineficacia de las medidas. Nunca antes se había visto, y a cualquier madre, padre o profesor le hubiera parecido a todas luces un sinsentido, que, en pleno invierno y para combatir los estragos de las temporadas epidemiológicas, lo conveniente es abrir puertas y ventanas para aterirse de frío y exponerse con más facilidad a las inclemencias de la estación, acarreando con ello su respectiva bajada de defensas inmunitarias. Pero en esta loca carrera por ver quién propone las medidas más descabelladas y sin el más mínimo sentido crítico, obnubilados por el miedo y amenazados por las consecuencias laborales que podrían traerles el oponerse, lejos de reflexionar ante hechos y medidas que están fuera de toda lógica y razón, lo que vemos es que muchos profesores dan la impresión de ser, en vez de profesionales de la enseñanza, severos instructores de una corriente dogmática pseudocientífica y rigurosos inspectores de la salud moral pública más propios de regímenes dictatoriales. Y todo ello teniendo en cuenta la baja incidencia de casos y contagios entre niños en los colegios, como así ha reconocido el Gobierno de España en respuesta a nuestra pregunta realizada en su Portal de Transparencia, o como se recoge en numerosos estudios, entre otros uno reciente realizado por el Instituto Pasteur.

Resulta incontable, como hemos dicho, la cantidad de casos de vulneración de derechos que se producen en el ámbito escolar y de la enseñanza, hasta el punto de que, no solo a nosotros como Asociación, sino también a otros colectivos en defensa de los derechos de los alumnos y de la infancia, nos es materialmente imposible dar cobertura a su totalidad. Por eso, hacemos desde aquí una llamada por la recuperación de la normalidad en las aulas y la sana convivencia en los entornos educativos, y enviamos todo nuestro ánimo a los/as alumnos/as y familias que están pasando por momentos difíciles para hacer valer sus derechos fundamentales frente al insufrible panorama con que tienen que lidiar a diario.

En cuanto a lo que se refiere al caso particular que nos ocupa, es sabido por todos que la Universidad de Navarra, fundada por y perteneciente al Opus Dei (que a su vez nació de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, ACNP), ha sido desde los años del franquismo hasta hoy uno de los centros de extracción por excelencia de las élites dirigentes, políticas, económicas y mediáticas en España, independientemente de la adscripción ideológica de las mismas.

El patrocinio, mecenazgo y las cuantiosas donaciones de empresas privadas con gran influencia en los mercados y bolsas de valores nacionales e internacionales son desde hace tiempo motivo de preocupación, y en ocasiones de escándalo, para la independencia exigida en las instituciones académicas universitarias,. La Universidad de Navarra, una de las más globalistas de España, no iba a ser una excepción, acumulando un número de conflictos de intereses que difícilmente podría disimularse. Entre sus patrocinadores y empresas colaboradoras en sus distintos centros, institutos o laboratorios, vemos que, para el desarrollo y producción de fármacos – incluidas terapias génicas – se encuentran las farmacéuticas Astrazeneca y Moderna, lo cual nos indica, como decimos, un especial conflicto de intereses de la universidad en cuestión. En realidad, prácticamente todo el ámbito académico universitario está tan inmerso en un entramado de empresas privadas con intereses particulares de tal magnitud que podemos afirmar que las universidades adolecen de independencia y se deben a los intereses de sus financiadores antes que a los de sus alumnos y al interés general de la sociedad.

Esperamos que la admisión a trámite de nuestra reclamación por parte de la AEPD abra la posibilidad a que se replanteen las medidas supuestamente sanitarias que están conduciendo no ya solamente al descrédito de la Educación reglada, sino a una fractura en los hogares y en la sociedad española de la cual todavía no se alcanzan a ver las peligrosas consecuencias a que nos podrían llevar.

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